Bajar la guardia [2]
Decíamos el otro día que no bajar la guardia es una opción válida. Decíamos también que como todas las opciones tiene su parte buena, y su parte mala, y que allá cada uno con sus decisiones. Justamente hace poco nos encontramos en un bar con alguien al que hacía tiempo que no veíamos (el encuentro fue casual, nosotros no frecuentamos estos sitios).
Conocemos a un energúmeno que optó hace tiempo por no bajar la guardia. Siempre había sido un tio sensiblón y tal, y por tonto se llevó bastantes palos. Con el último palo que se llevó dijo "basta", y se puso en guardia. La cosa parecía que le iba dando resultados: se sentía a gusto, sabía (o creía que sabía) que nada ni nada podría hacerle daño. Era consciente de que estaba dejando escapar cosas que quizá le valieran mucho la pena, pero también era consciente de que, como el mismo nos contaba entre cervezas, sería raro que las cosas que el intuía "buenas" no le fueran a dar un revés en algún momento.
Sería necesario -nos decía - que bajara la guardia para poder disfrutar de las cosas buenas hasta el punto que me aportaran pequeñas dosis de felicidad, pero sabeis de sobra que eso me debilitaría. Cualquier falta, abandono, carencia o desengaño por parte de esas cosas buenas me provocaría un malestar, y no hace falta que os diga lo jodidos que son los malestares provocados por cosas que una vez te hicieron feliz.
Se le veía bastante convencido de sus propios argumentos, y por lo que nos contaba sobre su vida parecía que la cosa le iba funcionando. Lo de la felicidad no le preocupaba, ya que segun él buscar la felicidad era una pérdida de tiempo "No hay que buscarla. Cuando a ella le de la gana, te encontrará. A mi me ha encontrado varias veces ya, claro que como estaba en guardia tampoco le hice demasiado caso".
El caso es que llevabamos tiempo sin ver al individuo este, y como el tío seguía pagando rondas, pues continuamos escuchandole. Lo cierto es que estabamos tan ocupados trasegando cerveza tras cerveza que tardamos bastante en pensar "anda, si de esto hablabamos el otro día"
Llevo mucho tiempo -continuaba - sin bajar la guardia, y las cosas me han ido francamente bien, me han ido tan bien que he ido cogiendo confianza, y ya se sabe, cuando te confias lo primero que haces es bajar la guardia. Coincidió con que justo se me apareció una de esas cosas que antes pensaba "quizá esto sea bueno". Ya sabeis a lo que me refiero, ese tipo de cosas que te llaman la atención y que no sabes si son realmente buenas o realmente malas hasta que no te empiezas a implicar un poco. Basicamente el tipo de cosas de las que huía antes de confiarme.
Ya nos habíamos acostumbrado a ir asintiendo a un buen ritmo, por lo que realmente el tío se creía que nos interesaba lo que nos explicaba. Tenemos tan bien aprendida esta milenaria técnica que el tío siguió invitándonos a cervezas, mientras repartía brasa a diestro y siniestro (no, esto no nos hace sentir culpables).
Sería necesario -nos decía - que bajara la guardia para poder disfrutar de las cosas buenas hasta el punto que me aportaran pequeñas dosis de felicidad, pero sabeis de sobra que eso me debilitaría. Cualquier falta, abandono, carencia o desengaño por parte de esas cosas buenas me provocaría un malestar, y no hace falta que os diga lo jodidos que son los malestares provocados por cosas que una vez te hicieron feliz.
Se le veía bastante convencido de sus propios argumentos, y por lo que nos contaba sobre su vida parecía que la cosa le iba funcionando. Lo de la felicidad no le preocupaba, ya que segun él buscar la felicidad era una pérdida de tiempo "No hay que buscarla. Cuando a ella le de la gana, te encontrará. A mi me ha encontrado varias veces ya, claro que como estaba en guardia tampoco le hice demasiado caso".
El caso es que llevabamos tiempo sin ver al individuo este, y como el tío seguía pagando rondas, pues continuamos escuchandole. Lo cierto es que estabamos tan ocupados trasegando cerveza tras cerveza que tardamos bastante en pensar "anda, si de esto hablabamos el otro día"
Llevo mucho tiempo -continuaba - sin bajar la guardia, y las cosas me han ido francamente bien, me han ido tan bien que he ido cogiendo confianza, y ya se sabe, cuando te confias lo primero que haces es bajar la guardia. Coincidió con que justo se me apareció una de esas cosas que antes pensaba "quizá esto sea bueno". Ya sabeis a lo que me refiero, ese tipo de cosas que te llaman la atención y que no sabes si son realmente buenas o realmente malas hasta que no te empiezas a implicar un poco. Basicamente el tipo de cosas de las que huía antes de confiarme.
Ya nos habíamos acostumbrado a ir asintiendo a un buen ritmo, por lo que realmente el tío se creía que nos interesaba lo que nos explicaba. Tenemos tan bien aprendida esta milenaria técnica que el tío siguió invitándonos a cervezas, mientras repartía brasa a diestro y siniestro (no, esto no nos hace sentir culpables).
Lo cierto es que al principio llegué a pensar "y tanto que vale la pena", y joder, y tanto que la valía. Hacía tiempo que no me sentía tan bien, y me empezó a gustar esa sensación... y ahí la empecé a cagar, me empecé a acostumbrar a esa sensación, y con el paso de los días esa costumbre se convirtió en necesidad. Bien, pues llevo meses y meses sin pasarlo realmente mal por absolutamente nada, y fijate, la primera vez que bajo la guardia, pam, en plena boca.
El ritmo de cervezas empezaba a bajar, por lo que no quedó mas remedio que preguntar "Y que pasó?" con esa cara de "realmente - me - interesa" que nos sale tan bien
Pues lo que tenía que pasar -balbuceaba- que se produjo un cambio, inesperado como todos los cambios. Por H o por B (no se muy bien por cual) la cosa se torció y bueno, las cosas que han sido buenas, cuando se convierten en malas... se las traen. Pero en fin, el único que tiene la culpa soy yo por haber bajado la guardia. De todas formas ya voy teniendo callos en el alma, así que será cuestión de dias que saque una conclusión de estoque me ha pasado... aunque mira, estoy medio inspirado y casi puedo asegurar que lo que voy a aprender de esto es que no hay que bajar la guardia nunca, bajo ningún concepto. Fijaros en mi, hasta hoy podía decir que las cosas me iban bien. Ahora tengo exactamente lo mismo que tenía hasta hace un tiempo, y sin embargo tengo esa sensación tan jodida que es la ausencia de algo que ha sido bueno. Si el precio a pagar por esos buenos ratos son estos malos momentos ya os puedo asegurar que no es un precio que haya que pagar. Por lo menos esto servirá para reafirmar mi postura. No hay que bajar la guardia, por nada, por nadie. No hay que implicarse demasiado nunca, nada ni nadie es lo bastante importante como para sufrir por ello.
Y en aquel momento tuvo mas razón que un santo, nosotros habíamos bajado la guardia durante el rato que duro el cerveceo, creímos que realmente valía la pena disfrutar de esas cervezas gratis. Nadie se quiso quedar vigilando la puerta por si había redada... y la hubo.
Habríamos disfrutado menos las cervezas, pero no habríamos acabado en el cuartelillo por "parodiar a los Monty Python en miércoles". Aunque bueno, que nos quiten lo bailao.
Cuentate algo, no?
Publicar un comentario